“Vía crucis” son dos
palabras latinas cuyo significado podría traducirse como “camino de la
cruz”. Es una oración que tiene como objetivo hacernos conocer y meditar la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. Éste camino
comienza en la casa de Pilatos, donde Jesús es condenado a muerte, y finaliza
en el Monte Calvario donde muere.
Se representa por medio de
una serie de imágenes de la Pasión a las que se las llama “Estaciones” y
corresponden a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra
salvación.
El Vía crucis es, para
muchos cristianos, un ejercicio de piedad lleno de contenido y de cariño
agradecido. Consiste en seguir espiritualmente este mismo trayecto,
deteniéndose ante 14 escenas o estaciones para meditar los sufrimientos de
Jesucristo y unirse interiormente con Él.
Las “estaciones”, están
tomadas de los relatos evangélicos de la Pasión.
En este tiempo como curas de almas tenemos que instruir o catequizar a nuestros fieles de la importancia de los sacramentos en nuestra vida, y no reducir la cuaresma y la Semana Mayor a procesiones y cargar el anda y dejar las palabras del Señor tomada en el evangelio de San Juan 20, 22-23. Dicho esto, sopló y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”. En algo puramente superficial, es importante las dos cosas.
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