Verbum caro hic factum est |
El día de hoy 25 de marzo
se celebra la solemnidad de la Anunciación de la Virgen María. La Anunciación, la
encontramos al inicio del Evangelio de san Lucas, si nos fijamos bien es un
acontecimiento humilde, escondido, nadie lo vio, sólo lo presenció María, pero
al mismo tiempo decisivo para la historia de la humanidad.
Cuando la Virgen dijo su
«sí» al anuncio del ángel, Jesús fue concebido y con Él comenzó la nueva era nuestra
historia. En realidad, el «sí» de María es el reflejo perfecto del «sí» de Cristo,
cuando entró en el mundo.
Como también la
encontramos en la Carta a los Hebreos interpretando el Salmo 39: «¡He aquí que
vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!». La obediencia del Hijo se refleja en la
obediencia de la Madre y de este modo, gracias al encuentro de estos dos
«síes», (no sé si es correcto esta palabra) Dios ha podido asumir un rostro de hombre. Por
esta razón la Anunciación es también una fiesta cristológica, pues celebra un
misterio central de Cristo: que es su Encarnación.
«He aquí la esclava del
Señor; hágase en mí según tu palabra». Éstas fueron las palabras de nuestra
Madre al ángel y estas palabras continúa en la Iglesia, llamada a hacer
presente a Cristo en la historia, ofreciendo su propia disponibilidad para que
Dios siga visitando a la humanidad con su misericordia.
En este tiempo de Cuaresma
contemplamos más frecuentemente a la Virgen en el Calvario donde sella el «sí» pronunciado en Nazaret.
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