El mismo Dios del cielo le ordenó a su pueblo construir figuras con fines curativas, sagradas y decorativas; como la "serpiente de bronce" que fue utilizada como antídoto contra la mordedura de estos reptiles en el desierto del Sinaí (Números 21, 8); o el "arca de La alianza", cofre hecho de madera de acacia y recubierta de oro, con dos querubines en la tapa, y en cuyo interior se encontraban las tres grandes reliquias de la "Antigua Alianza", que eran las tablas de la ley, el bastón milagroso de Aarón y una jarra de oro con parte del maná (Exodo 25.10-22; Hebreos 9,3-5).
El propio Josué en
compañía de los ancianos de Israel, se postraron delante suyo para hacer
oración al Señor (7,6), comparar con (2 Crónicas 20,18). Caso contrario fue lo
que le sucedió a los tres jóvenes hebreos: Sadrac, Mesac y Abed-Nejo; quienes
no quisieron arrodillarse para adorar la estatua de oro que mandó a
construir el rey Nabucodonosor en Babilonia (Daniel 3,1-18). Cumpliendo así el
mandato de la ley mosaica en Deuteronomio 5,8-9.
Les dejo el testimonio de alguien que ha interpretado bien la Sagrada Escritura, con ustedes Jesús Adrián Romero..
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