El Purgatorio |
Una noche, cuenta
santa Faustina Kowalska, su Ángel de la Guarda le pidió que lo siguiera y de
repente se vio en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Ellas estaban
orando fervientemente por sí mismas, “pero no era válido, solamente nosotras
podemos ayudarlas”, señaló Santa Faustina.
Ella preguntó a las
almas lo que más las hacía sufrir y le contestaron que era el sentirse
abandonadas por Dios. Luego vio a la Virgen María que visitaba a las almas del
purgatorio, quienes la llamaban “Estrella del Mar”. Entonces su Ángel Guardián
le pidió que regresaran y al salir de aquella prisión de sufrimiento, escuchó
la voz del Señor que le dijo: “Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi
Justicia”.
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