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Ungiendo |
Después
de terminar la jornada de confesiones en las parroquias, hemos dedicado tiempo
a los enfermos, ellos también están necesitados de recibir la reconciliación
con Dios, por enfermedad o vejez ya no pueden buscar al Señor, nos toca a
nosotros ir al encuentro de nuestros hermanos. Explicaremos un poco la
importancia de este sacramento en nuestra vida.
"Todo
sacerdote, y sólo él, administra válidamente la unción de los enfermos" (CIC,
c. 1003).
Consta
así tanto por las palabras de la Epístola de Santiago, como por las
definiciones que citan e interpretan este texto de los Concilios de Florencia (Dz.
700) y de Trento (Dz. 910 y 919).
Ordinariamente
son los sacerdotes con cura de almas quienes tienen la obligación y el derecho
de administrarlo a los fieles que tienen encomendados.
Sin
embargo, por una causa razonable cualquier otro sacerdote puede dar la unción,
con el consentimiento al menos presunto del sacerdote que tiene la cura de esa
alma. Para
facilitar la administración del sacramento, todo sacerdote puede llevar consigo
el óleo bendito.
SUJETO DEL
SACRAMENTO DE LA UNCION DE LOS ENFERMOS
Se
puede administrar la unción de los enfermos al fiel que, habiendo llegado al
uso de razón, comienza a estar en peligro por enfermedad o vejez (CIC, c. 1004
& 1; Catecismo, n. 1514).
Ha
habido una cierta evolución en la praxis de este sacramento, porque ahora basta
que un fiel comience a estar en peligro, no que está a punto de morir. La
Constitución Sacram Unctionem Infirmorum del 30-XII-1972 dice que este
sacramento se confiere a los que sufren
una enfermedad peligrosa.
Para
juzgar la gravedad de la enfermedad, basta con tener un dictamen prudente y
probable de peligro de muerte, aunque no sea necesariamente inminente el
desenlace.
Las
condiciones que ha de reunir el sujeto son:
a)
estar bautizado.
b)
haber llegado al uso de razón.
c)
tener intención de recibirlo y
d)
peligro de muerte por enfermedad o vejez.
Quien
vaya a recibir el sacramento, como en el caso de todos los demás, debe estar
bautizado.
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Rostro alegre de los enfermos, fortalece |
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La humildad de ponerse de rodillas para la confesión |
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Una enfermedad que es llevado con alegría |
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Preparando el almuerzo para los enfermos |
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La misa con los enfermos |
Agradecemos a la pastoral de la salud, por el esfuerzo de preparar los alimentos a los enfermos y por la disponibilidad de salir a las visitas, Dios les bendiga siempre.