Convertirse significa cambiar de vida, pasar del pecado a la
vida de Dios, conformar nuestra vida con la de Jesús para que se realice el
designo del amor de Dios.
Convertirse es pasar de una de cansada a tibia a una fe viva,
activa y entusiasma. Se puede decir en cierto sentido que la conversión
coincide con el perdón de Dios. De hecho, es su perdón que produce la
conversión, aunque con nuestra libre colaboración.
Nos convertimos cuando la gracia de Dios que ha conseguido
cambiar nuestro corazón. Para entender la Confesión y convencernos de
aprovecharla, es preciso conocer y reconocer el amor misericordioso de Jesús
hacia los pecadores
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