De todas las excusas para
no confesarnos yo considero que este es el último. “No encuentro un padre”. Los
sacerdotes no son una raza en extinción, hay miles de ellos. En el último de
los casos, en la sección amarilla busca el teléfono de tu parroquia; si ignoras
el nombre, busca por la diócesis, así será más sencillo. De este modo podrás
saber, en tres minutos como máximo, el nombre de un padre con el que te puedes
confesar, e incluso concertar una cita para que no tengas que esperar.
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