Tú y yo no podemos decir nada: ahora ya sabemos por qué pesa
tanto la Cruz de Jesús. Y lloramos nuestras miserias y también la ingratitud
tremenda del corazón humano. Del fondo del alma nace un acto de contrición
verdadera, que nos saca de la postración del pecado. Jesús ha caído para que
nosotros nos levantemos: una vez y siempre.
El ejemplo de los padres de llevar a sus hijos al vía crucis |
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