sábado, 21 de marzo de 2015

EL HOMBRE ES MÁS HOMBRE CUANDO SE ARRODILLA ANTE DIOS


De vez en cuando te sientes invitado a reconocer tus pecados y a pedir perdón a Dios y a los hermanos, a  lo mejor porque se acerca alguna solemnidad como Navidad o Pascua de Resurrección.

Otras veces, sin que nadie te lo recuerde, en tu misma conciencia que te lleva a la Confesión para recibir el perdón de Dios.

Para reconocer nuestros propios pecados hay que ser valientes y tener mucha fe en Dios. Para confesarlos a veces se necesita  todavía más valor. Y sobre todo hay que saber cómo es verdaderamente el asunto.

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