jueves, 30 de marzo de 2017

DOLOR DE LOS PECADOS





Dolor de los pecados es arrepentirse de haber pecado y de haber ofendido a Dios. Arrepentirse de haber hecho una cosa es querer no haberla hecho, comprender que está mal hecha, y dolerse de haberla hecho. El arrepentimiento es un aborrecimiento del pecado cometido; un detestar el pecado.

No basta dolerse de haber pecado por un motivo meramente humano. Por ejemplo, en cuanto que el pecado es una falta de educación (irreverencia a los padres), o en cuanto que es una cosa mal vista (adulterio), o que puede traerme consecuencias perjudiciales para la salud (prostitución), etc., etc.

El arrepentido aborrece la ofensa a Dios, y propone no volver a ofenderlo.

No es lo mismo el dolor de una herida -que se siente en el cuerpo- que el dolor de la muerte de una madre -que se siente en el alma-. El arrepentimiento es «dolor del alma». Pero el dolor de corazón que se requiere para hacer una buena confesión no es necesario que sea sensible realmente, como se siente un gran disgusto. Basta que se tenga un deseo sincero de tenerlo. El arrepentimiento es cuestión de voluntad. Quien diga sinceramente quisiera no haber cometido tal pecado tiene verdadero dolor.

El dolor es lo más importante de la confesión. Es indispensable: sin dolor no hay perdón de los pecados.

Por eso es un disparate esperar a que los enfermos estén muy graves para llamar a un sacerdote. Si el enfermo pierde sus facultades, podrá arrepentirse» Pues sin arrepentimiento, no hay perdón de los pecados, ni salvación posible. El dolor debe tenerse -antes de recibir la absolución- de todos los pecados graves que se hayan cometido. Si sólo hay pecados veniales es necesario dolerse al menos de uno, o confesar algún pecado de la vida pasada.

miércoles, 29 de marzo de 2017

PARA LOS NOVIOS (CUÍDENSE)


— ¿Te puedo pedir una cosa?

- Sí, dime.

—No te acostumbres a mí.

-¿Cómo así?

-Que no te acostumbres a mí, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad, a mi olor, ni a mis risas atemporales, ni a mis besos. No te acostumbres a que me cuentes tus cosas ni que te escuche con atención. No te acostumbres a cómo te miro o te dejo de mirar, ni te acostumbres ni a mi rabia ni mis celos irracionales, ni a reírte de las cosas que te digo.

-¿Y eso a que viene?

- A nada, simplemente que algún día me cansare y me iré y echarás de menos esas cosas a las que estas ahora acostumbrado y no valoras."

LA AMISTAD ES HERMOSA


La persona es, sin duda, capaz de un tipo de amor superior: no el de concupiscencia, que sólo ve objetos con los cuales satisfacer sus propios apetitos, sino el de amistad y entrega, capaz de conocer y amar a las personas por sí mismas. Un amor capaz de generosidad, a semejanza del amor de Dios: se ama al otro porque se le reconoce como digno de ser amado. Un amor que genera la comunión entre personas, ya que cada uno considera el bien del otro como propio. Es el don de sí hecho a quien se ama, en lo que se descubre, y se actualiza la propia bondad, mediante la comunión de personas y donde se aprende el valor de amar y ser amado.

Todo hombre es llamado al amor de amistad y de oblatividad; y viene liberado de la tendencia al egoísmo por el amor de otros: en primer lugar de los padres o de quienes hacen sus veces, y, en definitiva, de Dios, de quien procede todo amor verdadero y en cuyo amor sólo el hombre descubre hasta qué punto es amado. Aquí se encuentra la raíz de la fuerza educativa del cristianismo: « El hombre es amado por Dios Este es el simplicísimo y sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respeto del hombre». Es así como Cristo ha descubierto al hombre su verdadera identidad: «Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación ».

LAS CUATRO BESTIAS...


En el primer año del reinado de Belsasar en Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones mientras yacía en su lecho. Entonces puso por escrito lo más importante de su sueño, y esto es lo que escribió:

«Durante la noche tuve una visión, y en ella veía al gran mar, agitado por los cuatro vientos del cielo. Del mar salían cuatro bestias enormes, cada una diferente de la otra.

»La primera de ellas se parecía a un león, pero sus alas eran las de un águila. Mientras yo la observaba, le arrancaron las alas, la levantaron del suelo, y la obligaron a pararse sobre sus patas traseras, como si fuera un hombre. Y se le dio un corazón humano.

»La segunda bestia que vi se parecía a un oso. Se levantaba sobre uno de sus costados, y entre sus fauces tenía tres costillas. A esta bestia se le dijo: “¡Levántate y come carne hasta que te hartes!”

»Ante mis propios ojos vi aparecer otra bestia, la cual se parecía a un leopardo, aunque en el lomo tenía cuatro alas, como las de un ave. Esta bestia tenía cuatro cabezas, y recibió autoridad para gobernar.

»Después de esto, en mis visiones nocturnas vi ante mí una cuarta bestia, la cual era extremadamente horrible y poseía una fuerza descomunal. Con sus grandes colmillos de hierro aplastaba y devoraba a sus víctimas, para luego pisotear los restos. Tenía diez cuernos, y no se parecía en nada a las otras bestias.

»Mientras me fijaba en los cuernos, vi surgir entre ellos otro cuerno más pequeño. Por causa de éste fueron arrancados tres de los primeros. El cuerno pequeño parecía tener ojos humanos, y una boca que profería insolencias.

domingo, 26 de marzo de 2017

NUEVOS SERVIDORES















Hay dos sacramentos para los cuales no es imprescindible la potestad sacerdotal. El primero es el Bautismo, pues puede celebrarlo válidamente cualquier persona (válidamente: lícitamente sólo en casos de necesidad).

El segundo es el Matrimonio, pues aunque muchos tengan la mentalidad de que “les casa el cura”, en realidad son los contrayentes los ministros del sacramento (evidentemente, no lo son de la Eucaristía si se celebra la unión dentro de la Misa), y el sacerdote aquí es una especie de testigo cualificado que recibe el consentimiento de los contrayentes en nombre de la Iglesia).

Pues bien, en estos dos casos el diácono puede ejercer el papel que ordinariamente vemos hacer al sacerdote. También puede dirigir una liturgia de la palabra, y celebrar un entierro, pues no se celebra ningún sacramento en estos casos.

En cuanto al vestido –se incluye en la consulta-, hay que tener en cuenta que un diácono es un clérigo, por lo que le corresponde vestir como tal.

En las ceremonias litúrgicas, el diácono tiene una pieza particular en lugar de la casulla –ésta se reserva al sacerdote-, llamada dalmática. Ciertamente, para alguien que conozca poco los detalles litúrgicos, la dalmática puede parecer una especie de casulla peculiar, pero en realidad son vestiduras distintas.

El diácono, decíamos, está para asistir al sacerdote, pero puede surgir alguna confusión en lugares en los que no hay sacerdote y sí diácono. En vez de asistir tiene que suplir. ¿Qué puede hacer el diácono en estos casos? Lo que puede; o sea, todo menos lo que requiere una potestad sacerdotal, pues no la tiene. No puede celebrar la misa, ni confesar, ni confirmar, ni dar la Unción de enfermos.

En estas situaciones suele suceder que los domingos se celebre una liturgia peculiar en vez de la misa. Consta de la liturgia de la palabra, y, si ha pasado por allí un sacerdote que al celebrar misa ha dejado Hostias consagradas, se añade la liturgia de la comunión. O sea, de las tres partes de la Misa, se celebra la primera y la tercera, pero no la central.

No es central solamente por estar en segundo lugar, sino porque es verdaderamente el centro de la celebración: el sacrificio eucarístico. Más no puede hacer el diácono.

Como suele coincidir esta circunstancia con lugares donde la formación cristiana es bastante incompleta, es natural que se piense que lo celebrado es una misa. Pero no lo es. 

Cfr Aleteia

sábado, 25 de marzo de 2017

DENTRO DE NUEVE MESES SERÁ NAVIDAD


« Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel 
a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 
a una virgen desposada con un hombre llamado José, 
de la casa de David; el nombre de la virgen era María. »


La palabra "ángel" significa: Un mensajero, un mensajero de Dios.

Gabriel: El que trae buenas noticias, de parte de Dios.

Una virgen es en la Santa Biblia una mujer que no ha cometido impurezas. En el mundo hay muchas mujeres vírgenes, pero una es más pura y más santa que las demás y la llamamos "Santísima Virgen". Es la madre de Jesús. 

Comprometida en matrimonio (Desposada): Unos meses antes de casarse, los novios firmaban un compromiso de matrimonio, para que el esposo pudiera dedicarse tranquilamente a preparar todo lo necesario para su próximo hogar, sin peligro de que después la prometida ya no se casara con él. 

Desposada a un hombre llamado José. 

En Israel era muy estimado el nombre de María. Así se llamaba la hermana de Moisés, y en tiempos de Jesús este nombre era tan popular, que las tres mujeres que estuvieron presentes en el Calvario, todas tenían el nombre de María. Las tres Marías. 

María es un nombre que significaba "Señora" o "Princesa", pero varios autores dicen que en Egipto el nombre de María proviene de dos palabras: "Mar": la hija preferida, e "ia": abreviatura de IAVEH: Dios. Por lo cual el nombre de María significa: La hija preferida de Dios. Y en verdad que sí corresponde muy bien este significado a lo que en realidad ha llegado a ser la Madre de Jesús: la hija que más quiere Dios. 

« Y entrando, le dijo: «Salve, llena de gracia, 
el Señor está contigo.»

Salve: En hebreo, Shalon Jalai, o sea: ¡Yo te saludo. Te felicito. Alégrate! Cada vez que rezamos el Avemaría saludamos a la Virgen con el mismo saludo con el que la saludó el ángel en el día más feliz de su vida, en el día de la Anunciación, cuando ella empezó a ser Madre de Dios. Podremos decir que no hemos saludado al Presidente o al Papa, pero sí hemos saludado muchas veces a la Virgen Santa con el saludo que a Ella más le agrada, el que le compuso el mismo Dios en persona. 


Llena de gracia: La mujer que más gracias o favores ha recibido de Dios. Llena de gracia quiere decir: la muy simpática para Dios. Si Ella hubiera tenido algún pecado, ya no habría sido totalmente simpática para Nuestro Señor. Pero Ella no tuvo ni la más mínima mancha de pecado. 

El Señor está contigo: Los israelitas cuando querían animar a una persona y asegurarle que le iban a suceder cosas maravillosas le decían: "El Señor está contigo". Es que "si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?". Cada vez que rezamos el Avemaría felicitamos a la Virgen por esta bella noticia: ¡El Señor está siempre contigo! ¡Y ojalá que esté siempre también con cada uno de nosotros! 

« Ella se conturbó por estas palabras, y preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas,

María, porque has hallado gracia delante de Dios ».

No temas: Es una frase que en la Santa Biblia se repite muchas veces, dirigida hacia las personas que Dios elige para sus grandes obras. ¡No temas, porque Dios va contigo y te ayudará en todo. ¡No temas! 

«has hallado gracia delante de Dios» 

Maravilloso elogio. Ojalá se pudiera decir también de cada uno de nosotros. 
«vas a concebir en el seno y vas a dar a luz 
un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.»

El nombre Jesús significa: el que salva de los pecados. Porque El ha venido a salvarnos a los pecadores y a pagar nuestras deudas ante Dios. 

« Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, 
y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino
no tendrá fin. »

Bellísimas noticias acerca de Jesús, que conviene recordar y no olvidar jamás. 

« María respondió al ángel: '¿Cómo será esto, puesto que
no conozco varón? El ángel le respondió: 'El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será 
llamado Hijo de Dios... Dijo María: 'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.' Y el ángel dejándola se fue. »

Y en aquel momento el Hijo de Dios se encarnó y se hizo hombre en el vientre Santísimo de la Virgen María. Día grande y mil veces bendito en el que Dios se vino a vivir entre nosotros. 

En 9 meses será Navidad, el día del Nacimiento de Jesús. 

¡Gracias Señor te damos por haber 
asumir nuestra humanidad para salvarnos! 

Tanto amó Dios al mundo que le dió a su propio Hijo
para que el mundo se salve por medio de Él.
(Evangelio de San Juan).


Cfr EWTN

AGUA PARA POBRES


Un problema particularmente serio es de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes  todos los días. Entre los pobres son frecuentes enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las causas por microorganismos y por sustancias químicas. La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión  de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil. 

Las aguas subterráneas en muchos lugares están amenazadas por la contaminación que producen algunas actividades extractivas, agrícolas e industriales, sobre todo en países donde no hay una reglamentación y controles suficientes. Los detergentes y productos químicos que utiliza la población en muchos lugares del mundo siguen derramándose en ríos, lagos y mares.

viernes, 24 de marzo de 2017

¿QUÉ TANTO CONOCIMIENTO TIENES SOBRE LA ANUNCIACIÓN?


Cada 25 de marzo celebramos la solemnidad de la Anunciación. Es decir, cuando el Arcángel Gabriel apareció ante la Virgen María para anunciar el nacimiento de Cristo. ¿Por qué es importante este día?

1. ¿Qué significa la palabra “Anunciación”? Se deriva de la misma raíz que la palabra "anunciar". El ángel Gabriel anuncia el nacimiento de Cristo con antelación. "Anunciación" es simplemente una manera antigua de decir "el anuncio".

2. ¿Cuándo se celebra la Anunciación y por qué a veces se cambia la fecha? Se celebra el 25 de marzo (9 meses antes de Navidad), en representación de los nueve meses que pasó Jesús en el vientre materno. Se cambia “cada vez que se produce esta solemnidad durante la Semana Santa, se transfiere al lunes siguiente al segundo domingo de Pascua”.

3. ¿Por qué esta historia es paralela al nacimiento de Juan Bautista? Porque el nacimiento de Juan el Bautista fue también anunciado con antelación y en ambas historias hay similitudes: como el anuncio, individuo importante en el plan de Dios, etc.

4. ¿Por qué la reacción de María es diferente a la de Zacarías? Mientras María pregunta al ángel para comprender el mensaje, Zacarías lo hace por escepticismo.

5. ¿Cómo responde el Arcángel Gabriel a la pregunta de María? Aquí el ángel indica la participación de las tres Personas de la Santísima Trinidad: deja claro el hecho de que el Niño va a ser el Hijo de Dios.

6. ¿Por qué el “Sí” de María es importante? A pesar de los sufrimientos, en sus diversas formas, María se colocó por completo al servicio de la voluntad de Dios convirtiéndose en protectora del Niño que un día nacería y salvaría

ÚLTIMA NOCHE COMO LAICOS


El sacramento del Orden tiene tres grados: episcopado, presbiterado (el presbítero es a quien denominamos comúnmente “sacerdote”) y diaconado.

Los tres grados son explicados en los números 1554-1571 en el Catecismo de la Iglesia). Es un texto largo, y a él me remito para una exposición completa.

El presbítero es propiamente sacerdote; no tiene el sacerdocio en plenitud –eso es propio del obispo-, pero es verdadero sacerdote. Eso le confiere algunas potestades sacramentales, especialmente sobre los sacramentos, pues la celebración de varios de ellos –Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Confirmación- requiere el sacerdocio.

Incluyo aquí la Confirmación porque, aunque normalmente se reserva al obispo, puede celebrarla un sacerdote en ciertos casos.

El diácono ha recibido el sacramento del Orden, pero no es propiamente un sacerdote, y no tiene las mencionadas potestades sacerdotales.

Su principal función es la asistencia al sacerdote –cualificada: no es simplemente “un ayudante”- en esas celebraciones.

Así por ejemplo, en misa, si hay un diácono será él quien lea el Evangelio –las disposiciones litúrgicas no permiten hacerlo a un lector laico- y puede encargarse de la homilía, y distribuirá la comunión junto al celebrante (o él solo, si hay razones para ello).


Cfr Aleteia

EL AGUA ESTA EN PELIGRO


El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Las fuentes de agua dulce abastecen a sectores sanitarios, agropecuarios e industriales. 

La provisión de agua permaneció relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo termino. Grandes ciudades que dependen de un importante nivel de almacenamiento de agua, sufren período de disminución del recurso, que en los momentos críticos no se administra siempre con una adecuada gobernanza y con imparcialidad. La pobreza del agua social se da especialmente en África, donde grandes sectores de la población no acceden al agua potable segura, o padecen sequias que dificultan la producción  de alimentos. 

LIBERACIÓN DEL DOMINIO DEL DIABLO


Por medio de su muerte, Cristo destruyó “al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y libró a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2.14–15). El pecado ya no tiene dominio sobre nosotros (Romanos 6.14). Estamos libres para servir a Dios en justicia con una conciencia limpia. El pecado frustró a los que vivieron bajo la ley de Moisés porque nunca podían librarse de sus garras. Pero “Cristo nos redimió de la maldición de la ley” (Gálatas 3.13).

El mundo está bajo el dominio del diablo y también está condenado con él. Pero Cristo “se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos (Gálatas 1.4). Fue de esta liberación que Pablo se regocijó, diciendo: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6.14).

“El enemigo que será destruido es la muerte” (1 Corintios 15.26). La promesa es: “De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte” (Oseas 13.14). 

jueves, 23 de marzo de 2017

LA REDENCIÓN ES PARA TODOS


Una de las verdades más bellas de la redención de Dios es que la misma es para todos los pueblos, en toda nación, en toda región y en todo tiempo. Si alguno que conoce el plan de Dios no se salva, es por su propia culpa, pues Dios proveyó para la redención eterna de toda persona.

La redención es también para los santos del Antiguo Testamento. “Es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna” (Hebreos 9.15).

Y la redención es para todos los santos del Nuevo Testamento. “Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2.14).
En fin, la redención es para todo aquel que quiera alcanzarla. “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5.9).

sábado, 18 de marzo de 2017

LA SANGRE ES NUESTRO RESCATE


El “rescate” es lo que uno paga para recobrar o redimir algo para sí. Al hombre le resulta imposible rescatarse de la muerte espiritual, pues sólo la vida puede conquistar la muerte. ¿De dónde puede el hombre encontrar nueva vida? El hombre no tiene con qué conquistar la muerte para realizar su redención. Su única esperanza es que Dios mismo lo provea. Y ya lo ha hecho.

Cristo, nuestro Redentor, ofreció su propia sangre para comprarnos de nuevo para sí. Como Cristo mismo dijo, él vino “para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20.28). Pedro nos dice que somos redimidos, no con cosas corruptibles como plata y oro, “sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1.19). Pablo añade su testimonio, diciendo: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2.5–6). 

viernes, 17 de marzo de 2017

VENDIDO AL PECADO


  “Vendido al pecado”

El hombre caído no pertenece a Dios, sino al diablo y a la muerte. Su estado se describe en las siguientes palabras: “Soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7.14). Como Esaú, que por una sola porción de guisado vendió su primogenitura, así el pobre pecador vende su alma por un solo “pedazo de carne” por medio del cual el diablo lo tienta. Al ser vendido al pecado entonces el pecador está sin recurso. Ahora él está condenado a vivir en el mundo sin la vida de Dios, miserable, desamparado y sin Dios a menos que aplique la gracia adquirido por Jesús en su muerte en la Cruz, a través de los sacramentos.

CONVERSIÓN Y RENOVACIÓN


Cuaresma es tiempo de conversión y de renovación. Pero no se da una renovación auténtica y concreta si no pasa por una reflexión valiente de la propia vida moral y de la propia vida litúrgica. En palabras más sencillas, de las propias costumbres y de la propia oración.

Se trata de una catequesis muy práctica: no cosas nuevas para aprender, sino cosas viejas para hacer. El decálogo es una opción de vida que Dios propone al hombre: Yo pongo hoy delante de ti la vida y la muerte, es decir, el bien y el mal. Te mando que observes los mandamientos para que vivas (Cfr. Deut. 30,15). El decálogo es para el hombre, no contra él. No quiere atar o limitar su libertad, sino liberarla. Son una manifestación de su amor y de su solicitud paternal para con el hombre. «Escucha, Israel; esmérate en practicarlos para que seas feliz» (cfr. Deuteronomio 6, 3; 30,15 s.): esto, no otra cosa, es la finalidad de los mandamientos.

Hagamos un pequeño repaso de los mandamientos –que nos viene muy bien en este tiempo de cuaresma-:

jueves, 16 de marzo de 2017

ALGUNAS IMÁGENES QUE NOS EXPLICAN LA IMPORTANCIA DE LA CRUZ

 Señor, es demasiado pesada, por favor déjame cortarla un poquito



 Señor, por favor, córtala un poquito más y podré cargarla mejor

 Señor, muchas gracias...


Usa esto como puente y cruza por encima

sábado, 11 de marzo de 2017

SUBIR Y BAJAR


Es muy importante esta invitación del Padre. Nosotros, discípulos de Jesús, estamos llamados a ser personas que escuchan su voz y toman en serio sus palabras. Para escuchar a Jesús es necesario estar cerca de Él, seguirlo, como hacían las multitudes del Evangelio que lo seguían por los caminos de Palestina. Jesús no tenía una cátedra o un púlpito fijos, sino que era un maestro itinerante, proponía sus enseñanzas, que eran las enseñanzas que le había dado el Padre, a lo largo de los caminos, recorriendo trayectos no siempre previsibles y a veces poco libres de obstáculos. Seguir a Jesús para escucharle. Pero también escuchamos a Jesús en su Palabra escrita, en el Evangelio. les hago una pregunta: ¿ustedes leen todos los días un pasaje del Evangelio?

De este evangelio de la Transfiguración quisiera tomar dos elementos significativos, que resumo en dos palabras: subida y bajada. Nosotros necesitamos ir a un lugar apartado, subir a la montaña en un espacio de silencio, para encontrarnos a nosotros mismos y percibir mejor la voz del Señor. Esto hacemos en la oración. Pero no podemos permanecer allí. El encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a «bajar de la montaña» y volver a la parte baja, a la llanura, donde encontramos a tantos hermanos afligidos por fatigas, enfermedades, injusticias, ignorancias, pobreza material y espiritual. A estos hermanos nuestros que atraviesan dificultades, estamos llamados a llevar los frutos de la experiencia que hemos tenido con Dios, compartiendo la gracia recibida. Escuchar a Jesús y donarlo a los demás. No olvidemos  «subir» con la oración y escuchar a Jesús y a «bajar» con la caridad fraterna, anunciando a Jesús.

SEGUNDO CAMINO CUARESMAL


Hoy el Evangelio nos presenta el acontecimiento de la Transfiguración. Es la segunda etapa del camino cuaresmal: la primera, las tentaciones en el desierto, el domingo pasado; la segunda: la Transfiguración. Jesús «tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto» (Mt 17, 1). La montaña en la Biblia representa el lugar de la cercanía con Dios y del encuentro íntimo con Él; el sitio de la oración, para estar en presencia del Señor.

Allí arriba, en el monte, Jesús se muestra a los tres discípulos transfigurado, luminoso, bellísimo; y luego aparecen Moisés y Elías, que conversan con Él. Su rostro estaba tan resplandeciente y sus vestiduras tan cándidas, que Pedro quedó iluminado, en tal medida que quería permanecer allí, casi deteniendo ese momento. Inmediatamente resuena desde lo alto la voz del Padre que proclama a Jesús su Hijo predilecto, diciendo: «Escuchadlo». ¡Esta palabra es importante! Nuestro Padre que dijo a los apóstoles, y también a nosotros: «Escuchad a Jesús, porque es mi Hijo predilecto». Mantengamos esta semana esta palabra en la cabeza y en el corazón: «Escuchad a Jesús». Y esto no lo dice el padrecito, lo dice Dios Padre, a todos: a mí, a ustedes, a todos. Es como una ayuda para ir adelante por el camino de la Cuaresma. «Escuchad a Jesús». 

viernes, 10 de marzo de 2017

SEGUNDO VIERNES DE CUARESMA


Señor mío y Dios mío, bajo la mirada amorosa de nuestra Madre, nos disponemos a acompañarte por el camino de dolor, que fue precio de nuestro rescate. Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito, porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que somos los únicos culpables. Madre mía, Virgen dolorosa, ayúdame a revivir aquellas horas amargas que tu Hijo quiso pasar en la tierra, para que nosotros, hechos de un puñado de lodo, viviésemos al fin in libertatem gloriæ filiorum Dei, en la libertad y gloria de los hijos de Dios.

miércoles, 8 de marzo de 2017

MIS ORACIONES POR USTEDES


La Iglesia, da gracias por todas las mujeres y por cada una: por las madres, las esposas; por las mujeres dedicadas a tantos y tantos seres humanos que esperan el amor gratuito de otra persona; por las mujeres que velan por el ser humano en la familia, la cual es el signo fundamental de la comunidad humana; por las mujeres que trabajan profesionalmente, mujeres cargadas a veces con una gran responsabilidad social; por las mujeres «perfectas» y por las mujeres «débiles».

Por todas ellas, tal como salieron del corazón de Dios en toda la belleza y riqueza de su femineidad, tal como han sido abrazadas por su amor eterno; tal como, junto con los hombres, peregrinan en esta tierra que es «la patria» de la familia humana, que a veces se transforma en «un valle de lágrimas». Tal como asumen, juntamente con el hombre, la responsabilidad común por el destino de la humanidad, en las necesidades de cada día y según aquel destino definitivo que los seres humanos tienen en Dios mismo, en el seno de la Trinidad inefable. Mulieris Dignitatem.

domingo, 5 de marzo de 2017

MISERICORDIA, SEÑOR, HEMOS PECADO



Misericordia, Señor, hemos pecado.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados.
Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza. 

sábado, 4 de marzo de 2017

NUESTRO DESIERTO EN ESTA CUARESMA

El desierto de Judea
En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”. Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle. 

viernes, 3 de marzo de 2017

EL PECADO NOS CIEGA


La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico (cf. v. 19). Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica sólo como «rico». Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado. 

La púrpura, en efecto, era muy valiosa, más que la plata y el oro, y por eso estaba reservada a las divinidades (cf. Jr 10,9) y a los reyes (cf. Jc 8,26). La tela era de un lino especial que contribuía a dar al aspecto un carácter casi sagrado. Por tanto, la riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días: «Banqueteaba espléndidamente cada día» (v. 19). En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia (cf. Homilía, 20 septiembre 2013).

El apóstol Pablo dice que «la codicia es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico (cf. Exh. ap. Evangelii gaudium, 55). En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz.

La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia, en hacer ver a los demás lo que él se puede permitir. Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia (cf. ibíd., 62).

El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal. Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención. El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación.

Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).

EL OTRO ES UN DON (Primer Viernes)


La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21). El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado.

La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como alguien con una historia personal. Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016).

Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. 

La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico.