viernes, 24 de marzo de 2017

LIBERACIÓN DEL DOMINIO DEL DIABLO


Por medio de su muerte, Cristo destruyó “al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y libró a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2.14–15). El pecado ya no tiene dominio sobre nosotros (Romanos 6.14). Estamos libres para servir a Dios en justicia con una conciencia limpia. El pecado frustró a los que vivieron bajo la ley de Moisés porque nunca podían librarse de sus garras. Pero “Cristo nos redimió de la maldición de la ley” (Gálatas 3.13).

El mundo está bajo el dominio del diablo y también está condenado con él. Pero Cristo “se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos (Gálatas 1.4). Fue de esta liberación que Pablo se regocijó, diciendo: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6.14).

“El enemigo que será destruido es la muerte” (1 Corintios 15.26). La promesa es: “De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte” (Oseas 13.14). 

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