Misericordia,
Señor, hemos pecado.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida
mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados.
Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados.
Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus
mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo
espíritu.
Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa.
Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.
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