Un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el
mejor anillo de compromiso que tuviera. El joyero le presentó uno. La hermosa
piedra, solitaria, brillaba como un diminuto sol resplandeciente.
El muchacho contempló el anillo y con
una sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo ¿Se va
usted a casar pronto? Le preguntó el joyero. No, respondió el muchacho. Ni
siquiera tengo novia.
Es para mi mamá -dijo el muchacho-
Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le aconsejó que me matara antes de
que naciera, así se evitaría problemas; pero ella se negó y me dio el don de la
vida. Y tuvo muchos problemas. Muchos.
Fue padre y madre para mí. Fue mi
amiga, mi hermana y mi maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le
compro este anillo de compromiso.
Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como
promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizá
después entregue otro anillo de compromiso. Pero será el segundo.
El joyero no dijo nada. Solamente
ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacía nada
más que a los clientes importantes.
REFLEXION
1. Tenemos casas
más grandes, pero familias más pequeñas.
2. Tenemos más
medicinas, pero menos salud.
3. Hemos
multiplicado nuestras fortunas, pero hemos reducido nuestros valores.
4. Hablamos mucho,
amamos poco y odiamos demasiado.
5. Hemos llegado
a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a
nuestro vecino.
6. Hemos
conquistado el espacio exterior pero no el interior.
7. Tenemos
mayores ingresos, pero menos moral.
No guardes nada “Para una
ocasión especial”, porque cada día que vives es una ocasión especial.
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