viernes, 26 de octubre de 2012

LA PACIENCIA



El hombre es el único ser que todo lo tiene que aprender. A pocas semanas de nacer, el pato nada, el pájaro vuela, los gatos salen a cazar. A los quince minutos de nacer la llama se pone de pie, no necesitan aprender a nada, caminar, volar o cazar.

La paciencia
 No sucede así con el hombre: cuando nace es el ser más desvalido de la creación, todo lo tiene que aprender. Otros se lo tienen que enseñar; primero a andar, luego, a hablar; más tarde, a pensar y educarse.

Aprende usando la inteligencia, en lugar del instinto como los animales. Pero usar la inteligencia supone riesgos, y seguro que muchas veces, se va a equivocar antes de aceptar. No es un arte de magia sino supone paciencia y la paciencia significa, esfuerzo, orden y dedicación para controlarse en los momentos contradictorios en la vida.
Para ello necesitamos que los deseos se conviertan en convicciones, que las convicciones se convierten en decisiones. Y las decisiones deben conducirnos a reordenar nuestra actividad y dejar espacio para la práctica diaria de la oración.  

Aprender a andar

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