"Para ser libres nos ha
liberado Cristo" (Gal 5,1). La afirmación paulina pone de manifiesto
la exigencia fundamental de la misión divina de la Iglesia: guiar al hombre por
el largo camino de la verdadera libertad trazado por Cristo crucificado
y resucitado.
La Iglesia ha recibido de El la plena
revelación de la verdad sobre el hombre; está llamada a anunciar y a dar
testimonio, siempre y en todo lugar, de la trascendente dignidad de la persona
humana “sujeto de derechos y de deberes que surgen inmediata y simultáneamente
de su propia naturaleza: derechos y deberes que, por ello mismo, son universales,
inviolables, inalienables" como explicaba el Beato Juan XXIII en su
Carta encíclica Pacem in terris (11.4.1963, AAS 55, año 1963, 259).
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Cristo nos ha liberado del pecado |
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