Caná de Galilea, ciudad
que se sitúa a poca distancia de Nazaret, donde vive la Virgen. Por amistad o
relaciones familiares se encuentra Ella presente en la pequeña fiesta. También
Jesús ha sido invitado a la boda con sus primeros discípulos.
Era costumbre que las
mujeres amigas de la familia preparasen todo lo necesario. La Virgen, que
presta su ayuda, se da cuenta de que el vino escasea. Allí está Jesús, su Hijo
y su Dios; acaba de inaugurarse públicamente la predicación y el ministerio del
Mesías.
María es la Madre
atentísima a todas nuestras necesidades, como no lo ha estado ni lo estará
ninguna madre sobre la tierra. El milagro tendrá lugar porque la Virgen ha
intercedido; sólo por esa petición.
Dos veces llama San
Juan Madre de Jesús a la Virgen. −Caná y
el Calvario−. Uno está situado al comienzo y el otro al final de la vida
pública de Jesús, como para indicar que toda la obra del Señor está acompañada
por la presencia de María.
Ambos episodios señalan la especial solicitud de
Santa María hacia los hombres; en Caná intercede cuando todavía no ha llegado
la hora; en el Calvario ofrece al Padre la muerte redentora de su Hijo, y
acepta la misión que Jesús le confiere de ser Madre de todos los creyentes.
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