miércoles, 20 de enero de 2016

MUCHOS PUNTOS DE VISTA DE LA CRUZ SOBRE EL ALTAR, LO SIGUIENTE NOS PUEDE AYUDAR


La Instrucción General del Misal Romano dispone que sobre el altar, o cerca de él, se coloque una cruz con la imagen de Cristo crucificado, que pueda ser vista sin obstáculos por el pueblo congregado.

Como se desprende del texto, se puede poner el crucifijo en dos lugares: sobre el altar o cerca de éste. Si se pone sobre el altar, la Instrucción no indica en qué lugar debe de ser.

Sin embargo, de acuerdo con la tradición, el crucifijo debe ir en el centro del altar. En efecto, durante muchos siglos, el signo elegido por la Iglesia para la orientación del corazón y el cuerpo durante la liturgia es la representación de Jesús crucificado.

La centralidad de la cruz en la celebración se destacó más en el pasado, cuando no existía la costumbre de que el sacerdote viese a los fieles. Por esta posición del sacerdote, todos miraban hacia el crucifijo colocado en el centro, sobre el altar.

Sin embargo, por la costumbre actual de celebrar "hacia el pueblo", el crucifijo a menudo se coloca en la pared del presbiterio, con lo que pierde la ubicación central de la celebración.

El entonces Cardenal Ratzinger, en su libro “El espíritu de la liturgia” apunto que sería bueno “colocar la cruz en el centro del altar, para que la puedan ver tanto sacerdote como los fieles, y de Durante muchos siglos, el signo elegido por la Iglesia para la orientación del corazón y el cuerpo durante la liturgia es la representación de Jesús crucificado.

La centralidad de la cruz en la celebración se destacó más en el pasado, cuando no existía la costumbre de que el sacerdote viese a los fieles. Por esta posición del sacerdote, todos miraban hacia el crucifijo colocado en el centro, sobre el altar.

Sin embargo, por la costumbre actual de celebrar "hacia el pueblo", el crucifijo a menudo se coloca en la pared del presbiterio, con lo que pierde la ubicación central de la celebración.

El entonces Cardenal Ratzinger, en su libro “El espíritu de la liturgia” apunto que sería bueno “colocar la cruz en el centro del altar, para que la puedan ver tanto sacerdote como los fieles, y de esta forma ser guiados por el Señor, y de esta forma, orar juntos”.

Siguiendo estas enseñanzas, tras el nombramiento de Mons. Guido Marini como Maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, se puso un crucifijo en el centro del altar. Así, tanto el papa como los fieles veían hacia el mismo lugar: hacia cristo crucificado.

Esta costumbre ha sido confirmada en el pontificado del Papa Francisco. Todos los días, en Santa Marta, celebra la misa con un crucifijo en el centro del altar. Además, en las celebraciones que ha presidido en cualquier templo o lugar que ha visitado, se ha puesto el crucifijo en el centro del altar.

A partir del Consistorio para la creación de nuevos cardenales, el crucifijo ha sido de un tamaño más pequeño de lo que anteriormente se usaba. Creo que esto sólo es un dato anecdótico, porque su función la cumple. Me llama la atención como, siempre que el papa llega al altar se queda viendo el crucifijo. Lo mismo durante la plegaria eucarística.
Tal vez sea una práctica que se deba seguir en todas las iglesias. El Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco nos han puesto el ejemplo. Pongamos la cruz en el centro de la celebración. Así recordaremos aquello que dijo Santa Rosa de Lima y que reproduce el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 618): “Esta es la única verdadera escala del paraíso, fuera de la Cruz no hay otra por donde subir al cielo”.

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