No
es fácil ser peregrino
Debe meterse ante todo por
caminos que el Señor le indicará para llegar hasta Él. Lo esencial de la
peregrinación a Tierra Santa es la decisión interior de responder a la llamada
del Espíritu de modo personal, como discípulos de Jesús. La peregrinación es
pues “un camino de conversión”: en ella el peregrino calca la experiencia del
“hijo pródigo”, quien conoce el pecado, la dureza de la prueba y de la
penitencia, el sacrificio del viaje, pero conoce también la alegría del abrazo
del Padre rico en misericordia que lo reconduce de la muerte a la vida (cf. Lc
15,24).
Por eso, en este proceso de “cambiar vida” y orientarla hacia Dios será muy importante la participación en el sacramento de la reconciliación; en él el peregrino se da cuenta de su pecado, confiesa su culpa y experimenta la gracia y la misericordia divina.
Por eso, en este proceso de “cambiar vida” y orientarla hacia Dios será muy importante la participación en el sacramento de la reconciliación; en él el peregrino se da cuenta de su pecado, confiesa su culpa y experimenta la gracia y la misericordia divina.
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