¿Qué
tiene Tierra Santa que atrae a todos tan profundamente? ¿Qué es lo que motiva
al peregrino cristiano para viajar?
Jerusalén es el
corazón de la Tierra Santa, la síntesis de la acción de Dios por el bien de
toda la humanidad. Así lo explica San Juan Pablo II con palabras llenas de
emoción:
“¡Cuántos recuerdos,
cuántas imágenes, cuánta pasión y qué gran misterio encierra la palabra
“Jerusalén”! Para nosotros, los cristianos, representa el punto geográfico de
la unión de Dios con los hombres, de la eternidad y la historia”.
Pero para hacer una
peregrinación a Tierra Santa hay que ponerse en camino y hacer del viaje físico
un “camino del alma”... y caminar sobre esta tierra con el corazón, el alma y
la mente en escucha para llegar a un encuentro:
De conversión
De devoción
De escucha
Con la Eucaristía
Con Cristo en los
hermanos
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