miércoles, 3 de septiembre de 2014

El matrimonio no es, para un cristiano, una simple institución social, ni mucho menos un remedio para las debilidades humanas: es una auténtica vocación sobrenatural. ( II )


Como el matrimonio es la imagen de la unión entre Dios y su Iglesia, Cristo es su modelo. Sin embargo, en la sociedad actual estamos constantemente bombardeados con imágenes falsas sobre el matrimonio. Libros, películas, series de televisión románticas etc. crean una propaganda sensacionalista de la pasión sexual que tiene poco o nada que ver con el concepto cristiano de amor y matrimonio.

El verdadero significado del sacramento sólo puede ser dado por Jesucristo a través de su Iglesia. Es por eso que el hombre y la mujer que planean casarse necesitan dedicar tiempo para la reflexión y la preparación. Esta preparación requiere de una investigación adecuada respecto al significado del amor en el plan de Dios para la vida matrimonial.

Nuestra primera preparación para el matrimonio —llamada preparación remota— se inicia en la niñez temprana cuando empezamos a adquirir los valores esenciales de la vida humana y el desarrollo básico de las virtudes humanas. De nuestros padres, familiares y maestros recibimos una formación humana y espiritual. Esta educación continúa, en mayor o menor medida, en la juventud, cuando empezamos a tomar pasos más concretos hacia nuestras vidas de adultos en la sociedad.

La preparación próxima comprende un estudio más específico para el sacramento. Es en este período cuando se requiere una formación religiosa más específica. Se necesita y estudiar el matrimonio con mayor profundidad, y además de los conceptos básicos hay que aprender lo que debemos buscar en el futuro cónyuge. Esta etapa también requiere de cierto "asentamiento" en una carrera o trabajo para poder sostener adecuadamente a una familia.

Por último, la preparación inmediata tiene lugar en los meses y semanas anteriores a la ceremonia matrimonial. Comprende un estudio intenso y profundo del significado del matrimonio. También se necesita la preparación práctica para la ceremonia del matrimonio y las primeras semanas después del matrimonio. En la actualidad, el énfasis que se pone en estas preparaciones prácticas (invitaciones, fiesta, etc.) con frecuencia dejan a la pareja sin preparación para el viaje espiritual del matrimonio. Si no preparan bien el viaje más importante de su vida, luego no pueden sorprenderse si algo sale mal.

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