Cuida de nuestra Diócesis Madre |
La Diócesis de Sololá-Chimaltenango
está de fiesta, celebrando la Solemnidad de Nuestra Señora de los Dolores
patrona de la Diócesis. El mundo tiene tanta necesidad de compasión y la fiesta
de hoy nos da una lección de compasión verdadera y profunda. María sufre por
Jesús, pero sufre también con Él y el dolor de los hombres es participación en
la pasión de Cristo.
La liturgia nos hace leer en la carta a
los hebreos los sentimientos del Señor en su pasión: “ofreció oraciones y
súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la
muerte”.
La pasión de Jesús quedó impresa en el
corazón de la madre porque estás fuertes voces y lágrimas la han hecho sufrir.
Pero el deseo de que Él fuera salvado de la muerte debió ser en ella aún más
fuerte que en Jesús, porque una madre desea más que el hijo, su salvación. Al
mismo tiempo ella se ha unido a la piedad de Jesús, y está como Él, sometida a
la voluntad del Padre. Por esto la compasión de María es verdadera: porque
verdaderamente tomó sobre sí el dolor del Hijo y ha aceptado con Él la voluntad
del Padre, en una obediencia que termina en la verdadera victoria sobre el
sufrimiento.
Nuestra compasión muy frecuentemente es
superficial, no es siempre llena de fe como aquella de María. Nosotros
fácilmente vemos en el sufrimiento de los otros la voluntad de Dios, pero no
sufrimos de verdad con los que sufren. Pidamos a nuestra Madre que una en
nosotros estos dos sentimientos que forman la compasión verdadera: el deseo de
que todos aquellos que sufren experimenten la victoria sobre el propio sufrimiento
y al mismo tiempo experimentar una profunda obediencia a la voluntad de Dios,
que es siempre voluntad de amor.
Cuida de nuestro Obispo y a todos los Sacerdotes |
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