El sábado pasado tuvimos el retiro con los padres de los niños de la primera comunión en
nuestra parroquia, fue una mañana de mucha bendición para todos, pudimos
recordar que es necesario
que los padres encuentren tiempo para estar sus hijos y hablar con ellos.
Los hijos son lo más importante: más importante que los negocios, que el
trabajo, que el descanso. En esas conversaciones conviene escucharles con
atención, esforzarse por comprenderlos, saber reconocer la parte de verdad—o la
verdad entera—que pueda haber en algunas de sus rebeldías.
Dios bendiga
a todos los padres del mundo entero.
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