Decanato en Tecpan |
En nuestra reunión de Decanato que
mensualmente lo tenemos en la Diócesis, uno de los temas que la Iglesia lo
tiene muy presente es la violencia intrafamiliar, desde luego es una tarea de
todos, el poder ayudar a la Iglesia a afrontar esta tarea. Veamos en qué
consiste la violencia intrafamiliar, lo primero es; cualquier tipo de abuso de
parte de un miembro de la familia sobre otro. Este abuso incluye maltrato
físico, psicológico o de cualquier otro tipo. Se considera que existe
violencia intrafamiliar en un hogar, si hay una actitud violenta repetitiva.
La víctima de violencia intrafamiliar es
cualquier persona considerada cónyuge del agresor o que haya convivido de
alguna manera con él. Así, podría ser hacia un conviviente actual o ex
pareja, entre padres de un hijo común, o hacia un pariente consanguíneo hasta
el tercer grado.
Además, es importante destacar que dentro
de la violencia intrafamiliar están considerados el maltrato infantil, la
violencia hacia el adulto mayor, hacia minusválidos y entre cónyuges. En
este último tipo de maltrato el más común es de parte de los hombres hacia las
mujeres; sin embargo, existen también algunos casos de violencia de mujeres
hacia hombres.
Los tipos de actos considerados como parte
de la violencia intrafamiliar son golpes o incidentes graves, insultos, manejo
económico, amenazas, chantajes, control de actividades, abuso sexual,
aislamiento, prohibición de trabajar fuera de casa, abandono afectivo,
humillación y no respeto de opiniones.
Todos estos tipos de maltratos se
pueden clasificar en físicos, si se atenta contra el cuerpo de la otra
persona; sicológicos, si existe el intento de causar miedo, la
intimidación o cualquier tipo de insulto, descalificación o intento de
control; sexuales, si hay un acto sexual impuesto o en contra de la
voluntad de la víctima; y económicos, si no se cubren las necesidades
básicas de la persona.
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