P. Lee Adler |
"Quisiera agradecer
en primer lugar a Dios, a nuestro obispo Mons. Gonzalo, a todos ustedes
hermanos sacerdotes, a tantísimos fieles de las parroquias, a tantas
amigos, familias, niños, jóvenes, personas mayores, por las misas, por sus
oraciones, plegarias, cercanía y cariño a largo de estos meses en que me he
encontrado enfermo.
Desde el momento en que me
detectaron la enfermedad en Guatemala pude sentir la presencia de todos. Como
es sabido el tratamiento lo he comenzado aquí en Roma a principios de octubre.
Han sido casi dos meses de terapia intensiva para controlar la enfermedad, con
días en que me encontraba mejor, otros con altibajos, otros de reposo absoluto,
incluso con alguna complicación, todo esto como una primera parte del
tratamiento. Cada día me sentí acompañado de la presencia del Señor y de su
Madre, y también, puedo decir, de cada uno de ustedes. Gracias a todos de
verdad.
El lunes pasado luego de
permanecer casi dos meses en el hospital, pude salir para iniciar un tiempo de
recuperación. La “primera batalla” ha sido superada con la ayuda de Dios y de
la oración de todos ustedes, pero aún no ha terminado totalmente, continúa. La
previsión de los médicos es buena pero hay que ir con calma y paciencia porque
el tratamiento es largo. Por ahora, mientras me recupero físicamente, esperaré
hasta que los médicos indiquen cuándo comenzará la siguiente fase. Por eso,
quisiera pedirles a todos que sigan encomendándome, que sigan teniéndome
presente en sus oraciones. Yo, desde aquí, pido por ustedes, por sus
intenciones, ofreciendo las molestias e inconvenientes y con mi oración.
Ténganlo por seguro, el Señor nunca nos abandona, Él siempre está en todo
momento, sobre todo cuando hay oscuridad. Llega para confortar.
Desde Roma, un abrazo y
mis oraciones.
P. Lee"
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