Que nuestra Señora interceda siempre por todas la almas |
La Iglesia celebra
hoy a los cristianos que nos han
precedido con el signo de la fe los que motivan nuestros rezos. Cuando una
persona muere, quizá haya quedado un rastro de pecado ya no es capaz de hacer
nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras
obras para que el difunto alcance la salvación.
Con las buenas obras y la
oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la
purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios. Debido
a las numerosas actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no
tienen tiempo ni de atender a los que viven con ellos, y es muy fácil que se
olviden de lo provechoso que puede ser la oración por los fieles difuntos.
Debido a esto, la Iglesia
ha querido instituir un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a
la oración por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al
cielo.
Fuente; Buigle
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.