La disciplina y la
autoridad son primordiales para el desarrollo psicológico del niño. Le dan
seguridad y estabilidad, les proporciona un orden a su vida y les ofrece una
imagen de los adultos como modelos a seguir. Sin embargo, la falta de autoridad
es un defecto frecuente que observamos cada día.
- Perdonamos los castigos
que le ponemos.
- Permitimos que no
cumplan con aquello que le pedimos.
- No le responsabilizamos
de las tareas del hogar.
- No les exigimos en el estudio.
- Evitamos cualquier
discusión.
- Dejamos que acaben
saliéndose con la suya.
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