jueves, 27 de noviembre de 2014

QUE LINDO NIÑO, CUANDO SEA GRANDE SEGURO ATRAERÁ A LAS CHICAS COMO LOCAS


Mi esposo y yo tenemos 3 hijos. Los tres aún son muy pequeños. El segundo es hombre y al parecer tiene una simpatía especial. Cuando lo ven por la calle me dicen, frecuentemente, frases como esta: “Qué lindo niño. Cuando sea grande seguro traerá a las chicas como locas”. Varias veces he sonreído y me animado a responder: “Ojalá Dios lo quiera y sea sacerdote”.

No pocas veces he recibido una mirada escandalizada o una palabra de reproche ante semejante deseo. ¿Cómo podría desear tal cosa? Tengo la sensación de que si digo que quisiera que fuera ingeniero o que simplemente traiga a las chicas como locas la reacción sería distinta.

Si como padre quiero lo mejor para mi hijo, que esa definición de lo mejor no esté limitada simplemente a que tenga las mejores cosas, los mejores juguetes, que vaya al mejor colegio, a la mejor universidad. Lo mejor para mis hijos es que sean felices y esa felicidad incluye y depende de la respuesta que den al llamado que Dios les hace a cumplir su plan.

Si quiero lo mejor para mi hijo no es ilógico que como madre católica desee que Dios llame a alguno de mis hijos para que lo sirva desde cerca. Para que ayude a los más necesitados, para que consuele a los afligidos, para que lleve la fe a los que no la tienen o la han perdido. ¡Qué regalo más grande debe ser tener un hijo religioso y ser testigo de esa unión tan cercana con Dios, tan exclusiva, tan feliz!

Silvana Ramos

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Fuente; Catholic link

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