El papa Francisco recibió
este lunes en el Vaticano a los obispos de Guatemala en visita Ad Limina. Mons. Gonzalo de Villa,
obispo de Sololá- Chimaltenango, y presidente de la Conferencia Episcopal de
Guatemala conversó hoy con ZENIT sobre el encuentro.
En particular
profundizó la problemática de las migraciones de su país hacia Estados
Unidos, tema que seguramente entrará en la audiencia que este miércoles el
Santo Padre concederá al presidente estadounidense Ronald Trump.
¿Cómo
fue este encuentro, de qué hablaron?
Mons.
Gonzalo: Fue muy bonito, estuvimos casi dos horas con él en un
ambiente coloquial, muy cercano y muy fraterno. Pudimos tocar una diversidad de
temas, algunos por iniciativa nuestra, algunos por preguntas o comentarios que
el mismo Papa nos fue haciendo. Salimos todos muy contentos y a gusto de haber
sentido su cercanía, y también gracias la facilidad del idioma. Nuestra
experiencia del día de ayer fue muy hermosa.
¿Cuándo
inició y concluye la visita?
Mons.
Gonzalo: La visita inició ayer lunes a las 7 de la mañana, con
una misa en la basílica de San Pedro y concluye el próximo viernes.
¿Conversaron
del tema de las migraciones? ¿Cómo influye en un país de 16 millones de
personas?
Mons. Gonzalo: Sí, además
sobre el tema el Papa recibirá mañana al presidente Trump. En nuestro caso
tenemos 3 millones de guatemaltecos en Estados Unidos. La migración por un lado
es una bendición pero por otro una maldición. Tiene una ventaja inmensa,
el año pasado el país recibió 6.000 millones de dólares, el siguiente producto
de exportación fue el café que llegó a 1.000 millones. Además las remesas se
redistribuyen mucho más que cualquier otro producto que se concentra en
comerciantes, intermediarios etc. De otro lado permite que muchas familias
vivan de este dinero que llega del norte. Eso invita a que otros se sigan
yendo, entretanto muchos de los que se van son hombres casados, que siguen
enviando dinero pero inician otra familia en el norte. La migración genera
problemas graves.
¿Por
qué sucede esto en un país relativamente rico?
Mons. Gonzalo: El problema
es que el país no tiene capacidad de general empleo especialmente en las zonas
donde vive más gente y hay menos empleos.
¿Y
no hay inversiones?
Mons. Gonzalo: Otro de los
grandes problemas que tenemos es que en el interior del país se ha creado una
gran aversión hacia la inversión extranjera, y esa reacción señala que todo el
que viene es para saquearnos. La experiencia indica que los empleos que se
pueden generar a nivel local son mínimos o peor aún, ilegales,
llámese contrabando o narcotráfico.
Un policía me decía que en
el municipio en el que veía más delincuencia juvenil era justamente en donde
más personas emigraron, creando la peor combinación para un adolescente: no
tienen la autoridad paterna presente, pero sí dinero que les llega desde
Estados Unidos. O sea que se reemplaza la autoridad con los regalos. La
educación de ellos es pésima.
El Santo Padre les habrá
animado a proseguir en vuestra tarea…
Mons. Gonzalo: El Papa
conoce bastante esta realidad por lo temas de Aparecida, y lo dicho en la Evangelii
Gaudium, la Amoris Laetitia, y por su puesto la Laudato Si’. Todos
son temas que nos tocan mucho, a la población indígena y a todo el mundo. El
respeto a la creación está en el trasfondo cultural de la población indígena.
En eso hay una gran sintonía con el Papa y lo que él plantea.
¿De
qué otros temas hablaron?
Mons. Gonzalo: Salió el tema
de las sectas y su crecimiento, está eso que es parte de la sociedad líquida,
la gente sale aquí vuelve allá, el grado de fidelidad es mucho menor y esto se
vive en la religión, en la política, en el matrimonio; la cultura no es un
factor que promueva la fidelidad. Pero por otro lado nuestras iglesias
están repletas, con mucha juventud. Y hemos construidos en los diez años
que estoy en mi diócesis, unos 100 templos, algunos con la capacidad 1.000
o 1.500 personas sentadas. El 80 por ciento con recursos y sacrificios
locales. Los párrocos tienen que ‘salir’, pero la demanda es masiva y son
muchos que vienen. De todos modos hay que salir hacia los que se han alejado.
¿Han
invitado al Papa a Guatemala?
Mons. Gonzalo: Sí, claro y
le leí una carta muy bonita de una parroquia de mi diócesis en donde el párroco
que estaba allí fue asesinado en 1981. Y este año, el 23 de septiembre será
beatificado. Le regalamos al papa su retrato. Es Francis Stanley Rother, un estadounidense
que aprendió la lengua local, el tzutujil. Este tema del pasado martirial está
presente en la Iglesia y en la labor que la Iglesia desarrolla.
Fuente; Zenit
Fuente; Zenit
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