Todos tenemos una madre, y es de
verdad madre nuestra porque nos engendró y dio a luz. María engendró el cuerpo
de Jesús, en el que Dios infundió el alma; y en el mismo instante, a ese cuerpo
y alma se unió la
Segunda Persona de la Santísima Trinidad :
el Verbo. De esta forma el Hijo de Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios.
María llevó durante nueve meses en su
seno a Jesucristo, con su cuerpo, su alma y su Divinidad, después de los cuales
nació en Belén. Por eso es verdadera Madre de Jesucristo, verdadero Dios y
verdadero hombre. Es verdaderamente la
Madre de Dios.
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