Santa María, Madre de Dios, tu has dado al mundo su
verdadera luz, Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios. Te has entregado por completo a
la llamada de Dios y te has convertido así en fuente de la bondad que mana de
Él. Muéstranos a Jesús. Guíanos
hacia Él. Enséñanos a conocerlo y
amarlo, para que también nosotros podamos ser capaces de un verdadero amor y
ser fuentes de agua viva en medio de un mundo sediento.
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