jueves, 18 de mayo de 2017

LOS NOVIOS Y LOS CASADOS


Los novios y los casados han sido llamados por Dios a realizar un misterio de gracia muy grande: el matrimonio. El mismo Dios es quien lo ha inventado. Él, al crear al hombre y la mujer, quiso que se unieran con un vínculo de amor perpetuo, y que fuera en ese marco sagrado donde se produjera la transmisión de la vida humana.

Al principio de todo, «creó Dios al hombre a su imagen; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo Dios: Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla» (Gén 1,27-28).

De Dios parte, por consiguiente, el impulso humano familiar y laboral. Pero nosotros, los hombres, a lo largo de la historia, hemos desfigurado y estropeado tanto el matrimonio -adulterios, divorcios, poligamia simultánea o sucesiva, concubinatos, anticoncepción, abortos, escasa y mala educación de los hijos- que ya casi ni alcanzamos a conocer su naturaleza original.

Ya comprendemos, pues, que tendrá que ser el mismo Dios quien nos descubra de nuevo el sentido profundo del matrimonio y nos dé su gracia para poder vivirlo. Pues bien, esto es precisamente lo que hace Cristo Salvador. Él salva el matrimonio, lo purifica de errores y de corrupciones, lo eleva en el orden de la gracia, y le da una plenitud de bondad y de belleza. Gran maravilla es el sacramento del matrimonio.

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