Relato de la Institución
El cual, cuando iba a ser entregado a
su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo
dio a sus discípulos, diciendo: Tomen y Coman todos de él, porque esto es mi
Cuerpo, que será entregado por ustedes. Del mismo modo acabada la cena, tomó
el cáliz y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: Tomen
y beban todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la nueva
alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el
perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.
En la consagración: se repiten los
gestos y las palabas de Jesús en la Última Cena, renovándose y actualizándose
el acontecimiento salvador que se significa. Se trata de perpetuar el misterio
Pascual, cumpliendo el mandato del Señor haced esto en memoria mía. El
relato tiene una introducción que lo enlaza con el texto anterior de la
epíclesis y que alude siempre ala marcha voluntaria de Cristo en la Cruz.
Los dos ritos (gestos y palabras) del pan y
del vino están tomados de los textos del Nuevo Testamento, pero son una
adaptación libre.
Al relatar La Última Cena, repitiendo
las palabras y los gestos de Jesús, proclamamos de la Pascua de Jesús, la que
realizó en la Cruz y la que se realiza sacramentalmente ahora por la acción del
Espíritu Santo que hemos invocado.
Aclamación, Memorial y Ofrenda
Éste es el Sacramento de nuestra fe. Anunciamos
tu muerte, proclamamos tu resurrección ¡Ven, Señor Jesús!
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el
memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y
el cáliz de salvación y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en
tu presencia.
La comunidad responde al relato de
la institución cantando su aclamación: interpreta las palabras de Cristo y
toda la celebración eucarística como un anuncio de la muerte de Cristo, como
una presencia del resucitado y como un anticipo de su segunda venida.
La Eucaristía es un verdadero memorial
(anamnesis) que actualiza la muerte, resurrección y la ascensión de Cristo. Se
lleva a su culminación lo que comenzó en la presentación de los dones. En este
momento la comunidad entera y por ello la misma Iglesia, ofrece al Padre a
Cristo y se ofrece a sí misma.
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