Efectos de la Confesión |
"Si el impío hiciese penitencia de todos los pecados que ha cometido, y observase todos mis preceptos, y obrase según derecho y justicia, tendrá vida verdadera, y no morir eternamente; de todas las maldades que haya cometido, yo no me acordar‚ más" (Ez. 18, 21).
Es muy triste la condición del alma después del pecado mortal: poseía la gracia sobrenatural y la amistad de Dios; se encaminaba al cielo y tenía el tesoro de los méritos obtenidos por sus obras buenas: todo eso lo ha perdido por el pecado mortal. Sin embargo, mediante la virtud y el sacramento de la penitencia, el alma consigue la absolución de sus pecados, y todo lo que había perdido le es restituido.
La reconciliación trae al alma un maravilloso caudal de bienes:
- Infunde en el alma la gracia santificante (o la aumenta, si ya se poseía), devolviendo la amistad con Dios.
- Perdona los pecados, la pena eterna y la temporal (esta última, en todo o en parte).
- Restituye las virtudes y los méritos.
- Confiere la gracia sacramental específica.
- Reconcilia con la Iglesia.
Lo explicaremos detalladamente en qué consistirá cada una de ellas para la próxima entrada.
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