Belén: cuna de la dinastía davídica
Jesús nació en una gruta de Belén,
dice la Escritura, "porque no hubo lugar para ellos en el mesón". Se
calcula que Belén fue fundada por los cananeos hacia el año 3.000 antes de Cristo.
Es mencionada en algunas cartas enviadas por el gobernador egipcio de Palestina
al faraón, en torno al año 1.350 a. C. Después, la conquistaron los filisteos.
En la Sagrada Escritura, se alude por
primera vez a Belén – que por entonces se llamaba también Éfrata: la fértil– en
el libro del Génesis, cuando se relata la muerte y sepultura
de Raquel, la segunda esposa del patriarca Jacob: Raquel murió y fue sepultada
en el camino de Éfrata, es decir, de Belén.
Más adelante, cuando se hizo el
reparto de las tierras entre las tribus del pueblo elegido, Belén quedó
asignada a la de Judá y fue cuna de David, el pastorcillo –hijo menor de una familia
numerosa– elegido por Dios como segundo rey de Israel.
A partir de entonces, Belén quedó
unida a la dinastía davídica, y el profeta Miqueas anunció que allí, en esa
pequeña localidad, nacería el Mesías:
Pero tú, Belén Éfrata, aunque tan
pequeña entre los clanes de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser dominador en
Israel; sus orígenes son muy antiguos, de días remotos. Por eso Él los
entregará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces, el
resto de sus hermanos volverá junto a los hijos de Israel. Él estará firme, y
apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del Nombre del Señor, su
Dios; y ellos podrán reposar, porque entonces él será grande hasta los confines
de la tierra.
En este texto encontramos varios
elementos relacionados con las profecías mesiánicas de Isaías, y también con
otros pasajes de la Escritura en los que se anuncia un futuro descendiente de
David. La tradición judía vio en las palabras de Miqueas un vaticinio sobre la
llegada del Mesías, como ha quedado
reflejado en varios lugares del Talmud.
También san Juan, en su Evangelio, se
hace eco de cuál era la opinión dominante entre los judíos del tiempo de Jesús
acerca de la procedencia del Mesías: ¿no dice la Escritura que el Cristo viene de
la descendencia de David y de Belén, la aldea de donde era David?
Pero es en el Evangelio de
san Mateo donde se cita explícitamente la profecía de Miqueas, cuando Herodes
reúne a los sacerdotes y escribas para preguntarles dónde había de nacer el
Mesías: en Belén de Judá –le dijeron–, pues así está escrito por medio del
Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las
principales ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi
pueblo, Israel.
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