«Joseph Ratzinger
no ha hecho sino continuar con la que ha sido su más clara opción de vida: la ‘renuncia’
de sí mismo por amor a Cristo y a su Iglesia».
Hay algunos
acontecimientos que requieren de una cierta distancia para poder ser valorados,
como es el caso de la renuncia de Benedicto XVI. Si bien es cierto que el Papa nos
ha sorprendido tras la noticia inesperada, cuando reflexionamos con detenimiento
su decisión, nos percatamos de que Joseph Ratzinger no ha hecho sino continuar con
la que ha sido su más clara opción de vida: la ‘renuncia’ de sí mismo por amor a
Cristo y a su Iglesia.
En efecto, renunció desde el primer momento a tener una vida
tranquila y cómoda, renunció a formar una familia, renunció a una formación mediocre,
renunció a su amada patria, renunció a la vanidad, renunció a ejercer la defensa
propia cuando era atacado y traicionado… Y ahora, en este momento de su vida en
el que se ha sentido débil para poder llevar adelante su ministerio, ha renunciado
al liderazgo en el seno de la Iglesia. La decisión de Benedicto XVI solo se explica
por su viva conciencia de no ser dueño de la vocación que ha recibido de Dios. Monseñor
José Ignacio Munilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gustó el artículo, déjame tu comentario.